martes, 10 de enero de 2012

El fotoretrato como extensión del ser humano



He conocido personas en mi vida a las que, aparentemente, poco les importa que les tomen fotos; luego del clic no se preocupan por ver cómo salieron, no saltan sobre el fotógrafo para arrebatarle la cámara y ver qué tal lucen y tampoco se precipitan a pedir que eliminen dicha foto cuando no es de su gusto. ¿A usted qué sensación le genera que alguien lo fotografíe? ¿Lo inquieta? ¿Lo obliga a mirar qué tan de su agrado es? O, por el contrario, ¿no le presta atención?
La primera cámara fotográfica que tuve la adquirí cuando tenía once años al comprar el menú infantil de Kokoriko; recuerdo que era de color amarillo y funcionaba con rollo. En ese entonces, uno no tenía la posibilidad de ver las fotos antes del revelado y, menos, borrar las mal logradas. Ese mismo día mi madre me compró el tan fundamental rollo, y lo primero que hice al llegar al barrio donde vivía fue retratarme al lado de mis amigos. Hoy, al mirar atrás, me doy cuenta de que aquellas fotos no significaban más momentos plasmados en papel que quedarían guardados en el álbum de turno.
Sin embargo, ese significado cambió drásticamente con el tiempo. Actualmente, mi generación contempla el retrato como un fin en sí mismo y no como el medio para dejarle algo a la posteridad. Me atrevería a decir que para los jóvenes de hoy, las fotos son una preocupación latente, de mayor o menor nivel en cada persona, pero latente.

En La cámara lúcida, Roland Barthes lo plantea de la siguiente forma: "La Foto-retrato es una empalizada de fuerzas. Cuatro imaginarios se cruzan, se afrontan, se deforman. Ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte". Pero en esa coyuntura entre lo que creo que soy, aquel que quisiera que crean y lo que en verdad se es, habita la vanidad.
Hoy una fotografía es un espejo, es el producto más importante a la hora de hablar de belleza, de sensualidad, de perfección, de aquello que cada uno quiere representar y transmitir con su rostro y, por qué no, con su cuerpo. Bajo esta concepción, como lo plantea Barthes, cualquiera que se considerase una foto mal lograda habrá de convertirse en una herida: “veo, luego noto, miro y pienso. (...)Distintas razones que hacen interesarse por una foto; se puede: ya sea desear el objeto, el paisaje, el cuerpo que la foto representa; ya sea amar o haber amado el ser que nos muestra para que lo reconozcamos [.] [Se trata] de una subjetividad fácil que se malogra tan pronto como ha sido expresada: me gusta/no me gusta: ¿quién de nosotros no tiene una tabla interior de preferencias, de repugnancias, de indiferencias?".
Y es precisamente esa tabla interior de preferencias y de repugnancias la que se ve intervenida por un esquema cultural que plantea la belleza bajo el umbral de los cuerpos y caras de los modelos de revista y telenovela. Así, se ha transformado no solo la concepción de la fotografía, o mejor, del retrato, sino también la de cada uno como persona, la nueva perspectiva proponga, tal vez, que se es según como se aparezca en las fotos.
Bueno. Quizás parezca demasiado extremista al decir que las fotos determinan la percepción que de uno puedan tener las personas; lo digo porque, así como el espejo, el fotoretrato cambia vidas, puede alegrarle o dañarle el humor a la gente, genera deseos de cambiar, de mejorar la apariencia, de buscar la perfección: en general, una foto puede determinar la mentalidad de alguien si éste le da la suficiente importancia.


La red social Facebook, que tiene más de 500 millones de usuarios registrados alrededor de todo el mundo, es la página más popular para subir fotografías, con estadísticas de más de 83 millones de fotos subidas a diario . El dato es un gran exponente de que, actualmente, las personas acuden a la alternativa de describirse, de contarse a través de fotos que, en su mayoría, son retratos. “La fotografía no dice lo que ya no es, sino tan solo y sin duda alguna lo que ha sido. Tal sutileza es decisiva” .
Barthes habla del fotoretrato como “la muerte en persona”. Por mi parte, considero que si bien, "[El retrato] representa ese momento tan sutil en que, a decir verdad, no soy ni sujeto ni objeto, sino más bien, un sujeto que se siente devenir objeto” , no es la muerte en persona; veo al fotoretrato como una fragmentación del ser, en la medida en que éste asimila dicha imagen como una extensión suya, como algo que le pertenece igual que cualquier miembro de su cuerpo, como algo que le perturba, que le da placer, algo que puede derribarlo o animarlo: todo depende de su cultura, y con ella, sus preferencias y repugnancias.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Editar la realidad



“A partir del momento en que la imagen deviene en sí misma una historia es cuando aparece realmente el fotoperiodismo” .

Bien sea como acompañante de texto, como recurso publicitario, o como noticia, la fotografía en los periódicos ha sido considerada de muchas maneras; estas perspectivas han marcado, desde la aparición del daguerrotipo hasta la actualidad, la concepción y las formas de hacer periodismo.
Con una mirada particular y diferente de las otras, los sucesos del mundo son capturados por un sinnúmero de obturadores que conforman la narrativa visual de los medios de comunicación, generando opinión social; la significación individual y colectiva de dichos acontecimientos.
De esta manera, tanto creación como interpretación, son puntos claves en el establecimiento de la imagen informativa por sí misma. Los fotorreporteros y sus públicos han construido una sociedad en la que los encuadres se hacen el reflejo concreto del entorno, logrando contar historias, haciendo explícito el mundo que las palabras se esfuerzan por exhibir. Para quienes toman fotografías con el ánimo de informar, la imagen se convierte en la carta de representación de la realidad, exigiéndoles pensar el mundo fotográficamente.
La guerra por ejemplo, ha sido uno de los tantos hechos significativos para la humanidad, contado por medio de imágenes. Desde la movilización más inofensiva, hasta el intento de destrucción de toda una estirpe social, las coyunturas de los seres humanos han gozado de un cubrimiento fotográfico rico en drama y narrativa. Sin embargo, el fenómeno de registrar y mostrar la realidad exige un tratamiento especial.
Si bien este ejercicio define una vigilancia permanente del mundo, como función principal de su padre: el periodismo, abordar el acontecer humano con fines informativos es una actividad que varía de acuerdo a la moral, el objetivo y la mentalidad de quien obtura. Por esta razón, las imágenes periodísticas tendrán que alcanzar un sentido y una función específica a la hora de publicarse.
Y ya lo dijo el fotógrafo de la Magnum Photo Agency, James Natchwey, “Mientras el hombre se hace cada vez más civilizado, los medios de que dispone para destruir a sus semejantes se hacen eficientes, crueles y devastadores. ¿Es posible poner fin a esta conducta humana, que se mantuvo a lo largo de la Historia, mediante la fotografía? Las posibilidades de que esto ocurra parecen ridículas. Aún así, es la única idea que me motiva” .

Es en la función pacificadora, en la mirada de lo social, en la sensibilización de la indiferencia de las personas, en donde la fotografía periodística alcanza su definición. Es bajo ese significante, de la forma en que la subjetividad de cada fotógrafo logra convertirse en el “camino para” y no precisamente en “el fin”. Así, la búsqueda de la verdad, misión principal del periodismo, se traduce en narrativas visuales que no fuerzan la realidad para que reaccione ante la cámara, sino que fuerza a la cámara para que cuestione dicha realidad.

Retrato: "Empalizada de fuerzas"

"La Foto-retrato es una empalizada de fuerzas. Cuatro imaginarios se cruzan, se afrontan, se deforman. Ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte". Roland Barthes. La cámara lúcida.




"[El retrato] representa ese momento tan sutil en que, a decir verdad, no soy ni sujeto ni objeto, sino más bien, un sujeto que se siente devenir objeto: (...) La Muerte en persona". Roland Barthes en La cámara lúcida.




"[El retrato] como una herida: veo, luego noto, miro y pienso. (...)Distintas razones que hacen interesarse por una foto; se puede: ya sea desear el objeto, el paisaje, el cuerpo que la foto representa; ya sea amar o haber amado el ser que nos muestra para que lo reconozcamos[.] [Se trata] de una subjetividad fácil que se malogra tan pronto como ha sido expresada: me gusta/no me gusta: ¿quién de nosotros no tiene una tabla interior de preferencias, de repugnancias, de indiferencias?". Ibíd.


jueves, 22 de diciembre de 2011

El Capiro: subiendo a los picos de mi tierra

La cita es a las ocho de la mañana en un punto medio entre La Ceja y Rionegro. Se necesitan mil novecientos pesos para pagar el bus y llegar al primer sitio clave: Avinal . Los elementos necesarios para la caminata son: cámara fotográfica , libreta de apuntes, almuerzo, unas tres botellas de agua y algún bocadillo ; aunque si usted es más precavido, debe llevar dos radioteléfonos y un GPS que le indiquen por dónde caminar.

El reto hoy, es subir la montaña por un camino empedrado que cada vez está más poblado y bajar por un atajo estrecho y lleno de barro que bien puede hacer parte de las selvas colombianas. Una cosa es la subida y otra es la bajada. Al inicio de todo, por el camino empedrado, los sonidos se resumen en el aire que pega contra las orejas, en los zapatos mezclándose con las piedras y el barro húmedo y en la respiración agitada de quienes acompañan la caminata.

Algunos, por su manera de vestir en esta ocasión, alcanzan a camuflarse con el resto de la población; otros en cambio con sus jeans, sus gafas y cámaras de múltiples funciones, asustan un poco a los habitantes, y a juzgar por sus miradas, ante ellos siguen siendo forasteros o simples visitantes de aquellos territorios naturales.








Sí, en los más de 500 pobladores de la vereda Santa Teresa (ruta recorrida para ascender al cerro ), se reconocen las diferencias económicas.









Se siembran flores, se riegan las matas. Se cultivan tomates y aromáticas. Germán Montoya, es el encargado de un cultivo de tomates, él vela porque el cultivo , que apenas comienza, sea un éxito rotundo , “al igual que yo, los hombres de por acá trabajamos en lo mismo: cultivando, ese es nuestro sostento económico”, afirma.




Quienes voltean hacia el comienzo van viendo todo más diminuto y caminan hacia atrás para hacer que descansen los pies. Todo es una cuestión de seguir, detenerse y seguir para no perderse del paisaje. La subida es lenta, agotadora y llena de imágenes a lo lejos.

Robert Capa:Una vida dedicada a registrar la muerte




Estadounidense, Budapest 1913 - Indochina 1954

“Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas, no estás lo suficientemente cerca”

Considerado como el mejor fotógrafo de guerra del mundo.
Robert Capa fue uno de los fundadores de Magnum Photos y un miembro de pleno derecho desde 1947.
En diciembre de 1938, la prestigiosa revista británica Picture Post publicó un reportaje fotográfico de once páginas sobre la Guerra Civil española con 26 fotografías de un joven de veinticinco años, Robert Capa, y le proclamó “el mejor fotógrafo de guerra del mundo”.

André Friedmann, nacido de padres judíos en Budapest en 1913, estudió ciencias políticas en la Deutsche Hochschule für Politik de Berlín. Expulsados ​​del país por la amenaza de un régimen nazi, se instaló en París en 1933.

Estuvo representado por Alianza de fotos y se reunió con la periodista y fotógrafa Gerda Taro. Juntos inventaron el “famoso” fotógrafo estadounidense Robert Capa y comenzaron a vender sus grabados bajo ese nombre.

Su imagen de un soldado leal que acababa de ser herido fatalmente le valió su fama internacional y se convirtió en un poderoso símbolo de la guerra. En 1947, Capa fundó Magnum Photos, con Henri Cartier-Bresson, David Seymour, George Rodger y William Vandivert.

Además de documentar la Guerra Civil española, Capa pasó seis meses en China durante 1938 para fotografiar el movimiento de la resistencia a la invasión japonesa, y posteriormente cubrió el escenario europeo de la Segunda Guerra Mundial (1941-45), la Primera Guerra Árabe-Israelí (1948), y la Guerra Franco Indochina (1954).

Para Capa, el aspecto técnico no era más importante que el drama que un fotógrafo de guerra intenta captar en un momento fugaz e irrepetible.

El 25 de mayo de 1954, mientras fotografiaba las maniobras francesas en el delta del río Rojo, Capa murió al pisar una mina. Tenía cuarenta años. Más de cincuenta años después de su muerte, nadie ha superado la fuerza extraordinaria y conmovedora de sus reportajes de cinco conflictos bélicos.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Fotografía periodística: Amalgama del mundo y del ser humano


Mateo Jurado Tabares
Universidad de Antioquia Seccional Oriente


Tratar de ser lo más objetivo posible (a pesar de que sea una utopía) es la premisa que identifica la profesión periodística; cobija desde la redacción de un texto seco y frío como la noticia, hasta la captura de una imagen por medio de una cámara fotográfica. Sin embargo, hablar de objetividad es remitirse a la separación de las cosas del pensar o del sentir, y estos, son elementos que nunca serán independientes de los seres humanos.
Así pues, la objetividad es la meta ubicada en la punta de la montaña de esta profesión como un punto de llegada que ninguno alcanzará. Pero a través de los años han sido muchos los que se han dedicado a tratar de reconstruir sucesos y plasmar retratos cercanos a la realidad que puedan servir como registro y memoria del diario acontecer.
La fotografía y su evolución, por ejemplo, encarnan esa necesidad humana de capturar sus vivencias, de guardar registro de ellas y hacer que perduren en el tiempo como elementos que hablen del pasado. Y está claro que la fotografía no es ni podrá ser objetiva en la medida en que es el resultado del pensar y del sentir de alguien. No obstante, tal como lo plantea Camilo George en Haciendo la historia en imágenes. Los inicios de la reportería gráfica en Colombia, la fotografía es un registro que la sociedad acepta como prueba.
Leticia Núñez Hernández en Un paseo por los inicios del periodismo mundial, plantea que la imagen en la prensa es el reflejo concreto del mundo que cada uno habita. Pero ¿qué tan creíble puede llegar a ser esta premisa si tenemos en cuenta que “no vemos las cosas tal cual son sino tal cual nos parece que son” y en esta misma medida retratamos las imágenes? La respuesta bien podría ser que a pesar de que nuestra visión es totalmente subjetiva frente a las cosas que se nos presentan, la imagen que resulta de la fotografía es fiel a lo que estaba enfocado. Sin embargo, la fotografía es una composición; ¿acaso con una imagen fotográfica capturamos la realidad, esa realidad objetiva que tanto se anhela?
Una foto en la prensa, siguiendo el concepto de Núñez, representa el mundo de cada uno, es interpretada por cada uno y transmite un mensaje diferente a cada uno, cuestiona la realidad desde el momento mismo en que el fotógrafo decide capturar X y no Y cosa.
Uno de los criterios de aceptación de la fotografía en la prensa radica en que convierte a los lectores en testigos de los sucesos. Para lograr esto, el reportero gráfico debe tomar partido, identificar cuál es el mensaje que quiere tratar de transmitir y, simultáneamente, obturar. “La misión básica del fotógrafo es la de reproducir en imagen aquella percepción visual que se ha construido en su cerebro tras un proceso de interpretación subjetiva de estímulos y sensaciones” . Las fotografías, por decirlo de alguna manera, son una extensión material del pensamiento del fotógrafo.
Cuando Colón descubrió América y los españoles empezaron a contar y a describir las experiencias vividas dentro de este nuevo territorio, solo personas honestas, con una moral intachable y un grado de educación significativo hacían las veces de cronistas; esta hoja de vida representaba la credibilidad de los relatos. Así mismo, el fotógrafo de prensa debe estar preparado para que su posición a la hora de retratar una imagen, su perspectiva frente a la realidad sea útil para la cantidad de personas que apreciarán su foto.
“(…) en la vida el descubrimiento de uno mismo se da generalmente al mismo tiempo que el descubrimiento del mundo que nos rodea, el cual, si bien puede modelarnos, también puede ser modificado por nosotros. Debe establecerse un equilibrio entre estos dos mundos –el que está en nuestro interior y el que está afuera–. Como resultado de un proceso dialéctico constante, estos dos mundos llegan a conformar uno solo. Y éste es el mundo que debemos comunicar” .

El Hospital de La Ceja celebró el Día de la Familia y la navidad con sus empleados




El gerente de la entidad, Fernando León Tobón Londoño, dirigió un discurso en el que habló de lo importante de la familia dentro de la sociedad.









Alrededor de 250 invitados disfrutaron de esta celebración en la que se entregaron regalos por cada departamento de salud.











El evento contó con grupo de baile, músicos, recreación infantil, entre otros espectáculos.