jueves, 22 de diciembre de 2011

El Capiro: subiendo a los picos de mi tierra

La cita es a las ocho de la mañana en un punto medio entre La Ceja y Rionegro. Se necesitan mil novecientos pesos para pagar el bus y llegar al primer sitio clave: Avinal . Los elementos necesarios para la caminata son: cámara fotográfica , libreta de apuntes, almuerzo, unas tres botellas de agua y algún bocadillo ; aunque si usted es más precavido, debe llevar dos radioteléfonos y un GPS que le indiquen por dónde caminar.

El reto hoy, es subir la montaña por un camino empedrado que cada vez está más poblado y bajar por un atajo estrecho y lleno de barro que bien puede hacer parte de las selvas colombianas. Una cosa es la subida y otra es la bajada. Al inicio de todo, por el camino empedrado, los sonidos se resumen en el aire que pega contra las orejas, en los zapatos mezclándose con las piedras y el barro húmedo y en la respiración agitada de quienes acompañan la caminata.

Algunos, por su manera de vestir en esta ocasión, alcanzan a camuflarse con el resto de la población; otros en cambio con sus jeans, sus gafas y cámaras de múltiples funciones, asustan un poco a los habitantes, y a juzgar por sus miradas, ante ellos siguen siendo forasteros o simples visitantes de aquellos territorios naturales.








Sí, en los más de 500 pobladores de la vereda Santa Teresa (ruta recorrida para ascender al cerro ), se reconocen las diferencias económicas.









Se siembran flores, se riegan las matas. Se cultivan tomates y aromáticas. Germán Montoya, es el encargado de un cultivo de tomates, él vela porque el cultivo , que apenas comienza, sea un éxito rotundo , “al igual que yo, los hombres de por acá trabajamos en lo mismo: cultivando, ese es nuestro sostento económico”, afirma.




Quienes voltean hacia el comienzo van viendo todo más diminuto y caminan hacia atrás para hacer que descansen los pies. Todo es una cuestión de seguir, detenerse y seguir para no perderse del paisaje. La subida es lenta, agotadora y llena de imágenes a lo lejos.

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